Ya ha pasado algo de tiempo desde que llegó y aún sus clases eran algo irregulares por lo que su tiempo libre es bastante como para salir a caminar por los alrededores de la escuela.
Era aún temprano, de hecho casi de madrugada, que en su propio gusto era una hora en verdad excelente para caminar tranquilo, disfrutar del silencio y del aire fresco de una mañana. Su creciente curiosidad lo llevó hasta el lago, luego de un buen rato recorriendo el lugar, en donde se detuvo para poder observarlo.
El agua estaba completamente calma, reflejaba el cielo pareciendo de plata, de a poco tornándose de un tono azulino verdoso mientras aparecían los delicados rayos de sol. Estaba fresco pero no hacía frío, llevaba puesto unos shorts y una camisa simple.
Sonrió y se sentó en la orilla, abrazándo un poco sus piernas. Después de unos calmos minutos, escuchó unos pasos acercarse, ladeo el rostro para poder ver de quién se trataba, y saludo cordialmente con una sonrisa- Buenos días