Las cuatro después de media noche... -Libre-

Deambulaba tranquilamente, en realidad estaba buscando un lugar tranquilo para sentarse a leer un buen rato. Sinceramente habían muchos sitios dónde podría hacerlo y nadie iba a molestarle de ninguna manera, más sin embargo, ninguno le agradaba totalmente. Continuo caminando un rato más a ver si daba con algo… Se paro en un ventanal a contemplar el paisaje era realmente encantador, pero no había encontrado nada. Un tanto frustrado asumió que debía conformarse con su habitación, cuando vio una de tantas puertas pero está le llamo la atención eficazmente, y quizá tenía un poco que ver con el echo de que en la pared justo al lado de la puerta decía ‘’Biblioteca’’.

Se apresuró y entró. Lo primero que se encontró fue un escritorio con una agradable mujer sentada detrás la cuál le ofreció ayuda, que esté rechazó pero agradeció igualmente… Se adentro a aquel salón un tanto entusiasmado y se tomo la libertad de pasar por unos cuantos estantes, definitivamente pasaría un buen rato allí. Dejando atrás los estantes llenos de libros, algunos incluso eran lo bastante viejos para tener polvo, y fue a un área donde habían una especie de sillones y varios cuadros colgados a la pared los cuales no les tomó mucha importancia y fue a sentarse a uno de los sillones. Se acomodo a gusto, y por fin tomo el libro que llevaba desde hace tiempo en mano, y lo abrió —Fue asaltado por el aroma…,el aroma de lavanda mezclado con olor polvoriento de los libros de los últimos años… —Musitó bajito, comenzado con su lectura.

Un fuerte estruendo hizo que se estremeciera ligeramente, por lo cuál levanto la cabeza y vio en dirección hacía la entrada, aparentemente no había nadie. Decidió ver que había provocado aquel golpeteo y dejo su libro en la mesita frente al sofá para ir en aquella dirección… Se asomó por unos cuantos estantes, para al final ver un montón de libros esparcidos por el suelo. Se acercó allí y recogió un par para ver de dónde se habían caído, se quedo un momento absorto pensando en el por qué estaban en el suelo, y cuando recorrió con la mirada se hayo con lo que no había notado antes, un chico estaba en el suelo sobando su cabeza —¿Te han caído estos libros encima? — Preguntó sin inmutarse, y dejo los libros que había recogido aún lado para extenderle la mano y ayudarle a levantarse —¿Estás bien? —Preguntó nuevamente, mirándole.

Apenas se encogió de hombros ante su respuesta, pasando a ladear levemente los labios en respuesta a aquel gesto del otro. Le observo mientras se ponía a recoger los libros, sobre todo cuando intento colocarlos en su lugar, lo detallo… Y notó su falta de estatura por decirlo de alguna manera, rápidamente dedujo que de esa forma los libros se habían venido abajo en primer lugar —Déjame ayudarte con eso… —Cogió los libros que el otro tenía en sus manos, y los dejo en su lugar nuevamente sin mucho esfuerzo —Vale… No te preocupes —Hizo un gesto con la mano restándole importancia al asunto, sin embargo miro de reojo el estante, y acomodo uno de sus cabellos tras su oreja para tomar la palabra nuevamente —Igualmente debes tener más cuidado —Le dijo sereno al tiempo que se inclinaba un poco detallando los ligeros rasguños que ahora llevaba en su mejilla.

Aún inclinado frente a él, notó claramente como sus mejillas tomaban color. Le escuchó disculparse nuevamente a lo que atinó a negar con la cabeza —Ya te dije que no importa, sólo que la próxima vez tengas más cuidado.. —Repitió, tranquilo, volviéndose para pararse derecho, teniendo que bajar la mirada para poder hablarle —Tienes unos rasguños en la mejilla.. —Murmuró —Lamento si te incomode —Se llevo las manos hasta los bolsillos dejándolas descansar allí e inclino ligeramente la cabeza hacía adelante en apenas una sutil reverencia.

Le miró en silencio, aún escuchándole, claro. Se le notaba un poco nervioso, en realidad no podía descifrar con certeza debido al tono que usaba el menor. De un momento a otro se le hizo un tanto familiar como si le conociera de otro lugar, más sin embargo no le tomó mucha importancia y sólo meneó ligeramente su cabeza —Yo so-- —Justo cuando iba a hablar, una tercera voz se hizo presente... Está era una voz un tanto ronca que no reconoció por lo cuál se giró. Allí frente ambos denoto la figura de alguien no mucho más alto que él sin embargo se miraba mayor y dedujo que debía ser alguno de los profesores debído a la pregunta que recientemente había escuchado.

Se percató que el menor estaba hablando por lo que aprovecho para sacar el móvil de su bolsillo apenas, y reviso... Eran pasadas las 22:00 hrs, si que era tarde, y él lo notaba hasta ahora. Espero que el otro terminará de hablar y le miro de reojo, para luego posar su vista en el mayor —No me fije que estaba pasada la hora —Dio como simple respuesta.

Se extraño un tanto al escucharle, más sólo asintió con la cabeza en respuesta a sus palabras mientras lo veía irse. Ya para entonces le importaba muy poco el hecho de que alguien pudiese molestarse con su persona, estaba un tanto absorto y hostigado. Respingo apenas y se inclino a recoger los apenas dos o tres libros que aún yacían en el suelo —Un placer... Takahiro Sakaguchi —Terminó con lo que hace un momento iba a decir, al tiempo que dejaba los libros que ya lo estaban hostigando aún más en el estante, y paso a extender su brazo hacía el menor en un gesto para estrechar su mano.

Sintió una punzada en el pecho, hacía tanto que nadie le llamaba así... Le miro con sorpresa —Tú... ¿C-cómo..? —Divago. Después de todo quizá si le conocía de antes, el problema era el no se relacionaba con casi nadie, así que no estaba seguro de nada... A menos que se tratara de él... Lo detalle más detenidamente, y en realidad si le recordaba mucho a él, pero sería el mundo tan pequeño para que si lo fuera, ¿Para que ese chico fuera su Yomi...? —Dime... —Murmuró —¿Nos hemos visto antes? —Preguntó sereno.

Sonrió, y llevo una mano hasta el cabello del otro despeinándole ligeramente —Y no has crecido nada desde entonces... —Dijo en tono neutral, sin embargo sólo buscaba hacerle pique al menor como solía hacerlo. Lo rodeó para quedar parado a sus espaldas, en acto seguido se acerco a él abrazándole al nivel de la cadera y dejando el mentón descansando sobre su hombro —Yomi, me alegra verte —Le murmuró al oído.

Soltó con delicadeza aquel agarre, y volvió donde estaba hace un instante mirándole de frente —¿Ibas a leer eso? —Preguntó señalando el libro que traía en las manos.

Miró el libro y asintió. Dirigió su vista a él y se encogió de hombros haciendo un ademán con las manos para que le siguiera. Regreso a aquella área donde se había encontrado anteriormente y tomó asiente en un sillón —Pues... Que te puedo decir. El hermano mayor siempre responsable. ¿Recuerdas que tocaba la guitarra? He mejorado mucho, sin embargo mi padre me impuso muchas cosas, entre ellas música clásica, aprendí a tocar el chelo... —Le explico todo aquello detenidamente, mientras hacia unos cuantos gestos.

Se inclinó ligeramente hacía adelante cogiendo el libro que había dejado sobre la mesita, y lo dejo sobre su regazo —¿Y tú...? ¿Qué has hecho? —Preguntó perspicaz mirándole.

—Siempre creí que tenías una hermosa voz. —Murmuró, y rió quedo luego. Había recordado la primera vez que se acercó al menor, estaba solo en aquel parque cerca de su casa, y tarareaba algo.

Volvió la vista al libro en su regazo, y lo abrió en la página que había quedado. Leyó aquellas dos paginas rápidamente, acabando con un suspiró, mientras se recargaba al espaldar del sofá dejando apoyado su codo al brazo del mismo, y el mentón sobre la palma de su mano. Parpadeó un par de veces, con la vista centrada únicamente en el más bajo, hacía tanto que no le veía y sin duda alguna estaba contento. Sin embargo, Sakito, muy pocas veces demostraba abiertamente como se sentía y pues ese momento no iba a ser una excepción... Sólo manteniéndose mirándole, sin inmutar el gesto.